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Diario de un Pesimista

Dolor

Dolor Combaste tanto mi alma que la partiste en pedazos.
De mi corazón no queda nada. Ni el más mísero latido. Ahora es únicamente un instrumento más que alimenta mi vida. Una vida que no deseo, una que ya no quiero porque cada segundo que paso en ella es dolor.
Y sin embargo, cruel ironía, tu tacto me duele, duelen tus manos, duelen las yemas de tus dedos. Pero tus palabras no me llegan, de qué sirve oírlas si no hay esperanza en ellas, ver tus labios moverse es ahora una ristra de cristales lapidan todo lo que queda de mi.
Sólo queda apariencia, mi ser ha muerto y queda sólo eco, el que escribe las palabras así lo dicta.

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