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Diario de un Pesimista

Humo de felicidad

Humo de felicidad Nunca hubiese pensado que la felicidad podía ser oculta en pequeños tubos de humo. Este post no es, ni mucho menos una apología de las drogas, no voy a meterme a hablar de asuntos de legalización o si su consumo es bueno o malo, pero gracias a ese humo, a esa pintura que teñía de blanco la noche mientras subía a mi casa, sólo a eso, que ahora escribo de una parte de mi y no del asco que me da estar vivo.
No sé como será el resto de la gente. Es lo que pensaba. Ya sé que es difícil conocer a alguien, pero puede intentarse. Yo lo hago. Pero en mi caso, cómo se van a hacer a la idea los que me rodean si mientras sonrío trato de ignorar todo esto. Es verdad, soy incapaz de abrirme a los demás. Y frente a la persona ante la cual reúno fuerzas para desvelar tal cómo me encuentro, esa persona, sólo es capaz de pedirme que sonría, que no este triste, o por lo menos que finja estarlo. Imagino que debe de darle miedo no saber que hacer cuando se encuentra con mi verdadero ser, el que no tiene esperanzas, el que se derrumba, un yo desolado y carente de ninguna ilusión.
“Trata de sonreír” me has dicho.
Me veo como pequeños pilares. Mi vida tiene diferentes aspectos que he de sacar adelante. Carrera, trabajo, amigos… toda esa vida se sustenta bajo una misma base. Yo. Y eso es lo que no ven los demás, la base, pero la gente no son como edificios. Esa es la única explicación por lo que algunas cosas siguen adelante cuando realmente yo no lo hago

Bueno, imagino que habrá gente a la cual le den asco este tipo de post, pero bueno, para eso tengo un blog, para decir lo que me dé la gana, total, ya me da igual todo.

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