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Diario de un Pesimista

La espada de Damocles

La espada de Damocles No sé si el dolor que puede llegar a sentir una persona pueda matarla. Siempre, en caso de sufrimiento extremo se nos viene a la cabeza la escena del individuo o mujer que, llevándose la mano al pecho como último aferro a la vida, cae al suelo fulminado como si el mismo dolor o desengaño ajusticiase su vida partiéndole el corazón.
La verdad es que no puedo evitar el envidiar ese fin, esa última puñalada en vida que silencia a todas las demás. Llegado a ese momento pensar, en los últimos destellos de nuestra conciencia "Todo está bien, ya nada más podrá hacerme daño" Como desearía que ese momento se eternizase, estar más allá de todo, ese genuina calma, tan perfecta que es fugaz, pero por fugaz hasta hacernos pedazos.

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